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Teatro Angela Peralta
San Miguel de Allende
Fuera de los improvisados teatros y carpas que había en la Villa para las comedias y coloquios que en las fiestas se representan por cómicos de la legua, no hubo, son hasta fines del siglo XIX, un teatro en forma, como lo demandaba la ya importante ciudad de San Miguel. Es en el mes de abril de 1871 cuando se inicia la construcción del Teatro bajo la iniciativa del Administrador Principal de Rentas Don Juan Mañón, con la ayuda de la Tesorería Municipal, y una junta de accionistas de los principales vecinos de la ciudad.
A los dos años en 1873, se termina la construcción en paredes de adobe y techo de tejamanil, esperando solamente su estreno, sin haber pensado aún el nombre para el mismo. Una magnifica casualidad solucionó los dos asuntos, ya que era el tiempo en que la soprano mexicana Ángela Peralta asombraba a México con su voz maravillosa, encontrándose en eses fechas, en el estado de Guanajuato.
Se acordó así por los encantados vecinos que fuera ella quien inaugurara poniéndole su nombre en recuerdo del gran acontecimiento.
La Peralta aceptó agradecida y a fines de Abril se dirigió a San Miguel, siendo tanto el entusiasmo que causó al llegar a la ciudad, que al llegar al paso denominado de las Cachinches, a orillas de la ciudad, la plebe arrancó las mulas del carruaje para servir de tracción en el que venia el famoso Ruiseñor Mexicano.
Debutó el domingo 11 de mayo con Rigoletto ante el vecindario y pueblo sanmiguelense, que llenaban no sólo el teatro, sino también la calle. En los otros días que estuvo, canto el Ruy Blas y el Trovador, danto por último una función extraordinaria de opera, a petición general, con Lucia de Lammermor.
Tan fina e inteligente acogida le valió a San Miguel de Allende estas notable y sentidas palabras de la Peralta, que envidiarían otros públicos.
Antes de abandonar esta alegre y simpática ciudad, donde desde sus autoridades hasta el más humilde de sus hijos me han colmado de consideraciones; al dar mi último adiós a mis nuevos y queridos amigos, que esforzándose más allá de lo que pudiese esperar racionalmente se ha esmerado en obsequiarme hasta el extremos de honrar mi memoria inaugurando bajo mi nombre su nuevo y elegante teatro, quiero dejarles una prueba de mi especial reconocimiento, y para ello he organizado una función, que ni en la capital de la República dejaría que desear, y que, contra mi costumbre, dedico a todos y cada unos de los hijos de San Miguel de Allende, como el recuerdo más tierno de mi cariño, como la expresión más pura de mi gratitud profunda.
Después del estreno del nuevo teatro Angela Peralta, todas las compañías que iban a los estados de Guanajuato, Querétaro y otros cercanos a esta población, actuaban también en San Miguel, además de la compañía permanente de aficionados que formó don Jose Manuel de Sauto en 1880.
En 1886 se le hizo al teatro la primera reparación, con la cooperación del pintor y decorador Don Nicolás González Caballero, reparación que se hizo a encargo de la compañía de los aficionados, que estuvo compuesta de los siguientes vecinos: Ma. Dolores Cadena, Soledad Ibiescas, Josefina Nava, Don Rafael Ortiz y Ma. Guadalupe Caballero que fue la primera tiple, María Garibay, Mari y Eugenia Vélez y otras. Como tenores Don Alberto Sautto y Fermín Olivares y el famoso tenor cómico Don José Luz Guerrero, el barítono fue Don Francisco Bermúdez y los bajos Don Rafael Ortiz y Don Rafael de la Poza, dirigiendo la orquesta Don Luís de la Canal.
El jefe político Don Vicente Gutiérrez acondicionó el techo de lámina, bajo el cual alcanzó grandes triunfos la famosa Esperanza Iris, y, por último, en 1915, siendo jefe político Don Antonio Abarca se le construyó la actual fachada, bella obra llena de armonía, sencillez y buen gusto, de estilo clásico, que dibujo el claro talento y la gran disposición artística del humilde maestro albañil Don Antonio de la Sierra.
*Texto proporcionado por el municipio